“Las empresas y plataformas deberán desarrollar políticas de compliance robustas […] Esto incluye la implementación de medidas de KYC, ciberseguridad, concientización y capacitaciones, entre otras”, enfatiza nuestra asociada, Constanza Pasarin.
En un mundo cada vez más digitalizado, el concepto del metaverso está emergiendo como un nuevo ecosistema virtual que promete transformar la manera en que interactuamos, trabajamos y realizamos transacciones. A pesar de que esta incipiente revolución tecnológica tiene importantes beneficios para la sociedad, también surgen desafíos en el ámbito legal y de cumplimiento, particularmente en lo que respecta a delitos económicos.
El metaverso se define como un universo virtual en línea en el que los usuarios pueden interactuar entre sí y con entornos digitales tridimensionales, a menudo utilizando tecnologías como la realidad virtual y la aumentada. El Internet está evolucionando hacia la Web 3, que permite al usuario ir más allá de la navegación para habitar y/o participar en una experiencia compartida, que abarca el mundo real y virtual.
Ante esta importante oportunidad, grandes empresas ya están invirtiendo significativamente en la construcción de mundos metaversos, con el objetivo de potenciar el mundo virtual y real en su interacción con consumidores y colaboradores Muestra de esto es el estudio de Accenture Technology Vision, en el cual 98% de los ejecutivos chilenos dijo que hoy es fundamental para sus organizaciones limitar cada vez más el mundo virtual con el real.
El crecimiento de mundos metaversos ha dado lugar a la aparición de economías virtuales que operan con criptoactivos y otros tokens. De esa forma, en el mismo reporte recién citado, 54% de los chilenos dijo que estaba usando criptomonedas. Este fenómeno ha generado preocupaciones acerca de cómo prevenir, por ejemplo, fraudes.
La presencia de la pseudonimidad en las transacciones en línea plantea desafíos en la identificación de los infractores. El uso de criptomonedas y activos digitales en el metaverso, por otro lado, permiten un mayor anonimato en las operaciones financieras, lo que plantea la interrogante de cómo realizar un seguimiento adecuado de estas actividades para detectar movimientos sospechosos, como el lavado de activos, u otros delitos que comprometan la responsabilidad penal de la persona jurídica.
Por otro lado, el metaverso elimina las barreras geográficas tradicionales. Esta situación complica la definición clara de jurisdicciones y la aplicación de legislaciones nacionales o internacionales en casos relacionados con potenciales delitos.
Ante este escenario, la adaptación de las prácticas de cumplimiento al metaverso es esencial. Las empresas y plataformas deberán desarrollar políticas de compliance robustas que aborden los riesgos específicos de este nuevo entorno virtual. Esto incluye la implementación de medidas de Know Your Costumer (KYC), ciberseguridad, concientización y capacitaciones, entre otras.
El metaverso presenta un nuevo y emocionante horizonte tecnológico, pero también plantea cuestiones importantes en cuanto a la seguridad y el cumplimiento en el ámbito legal. América Latina, al igual que el resto del mundo, debe abordar estos desafíos de manera proactiva, desarrollando marcos regulatorios y de cumplimiento adecuados para prevenir malas prácticas y perseguir delitos.
Columna escrita por Constanza Pasarin para Diario Financiero [20/10].