Consiste en una estrategia que incluye no sólo sofisticadas herramientas tecnológicas, sino también una serie de protocolos y análisis de datos para poder entrar a los lugares más ocultos de internet. Según los expertos, en Chile las empresas sí están aplicando estas técnicas.
Elementos de la ciberseguridad con técnicas de inteligencia tradicionales. Esos son las dos herramientas clave en la denominada “ciberinteligencia”, término que es cada vez más utilizado en el mundo de la seguridad informática. Esto, a medida que las amenazas -especialmente en la deep web (web profunda)-, crecen cada vez más.
El tema se torna cada vez más importante si consideramos, por ejemplo, que según un estudio de la National Cyber Security (NCSI), entidad dedicada a analizar la seguridad informática a nivel mundial, Chile cayó del lugar 46 al 56 a nivel mundial en el Índice de Ciberseguridad. El informe analiza qué tan vulnerables son las naciones en el mundo al respecto. Así, nuestro país se posicionó este año bajo otros países de la región como Paraguay, Argentina y Perú.
Quizá uno de los grandes problemas de la dark web es que es un mundo sin ley. De hecho, Constanza Pasarin, asociada del Grupo Compliance Tech de Albagli Zaliasnik (az), explica que, actualmente, carecemos de mecanismos regulatorios para ese espacio, “ya que se trata específicamente de una porción de internet diseñada para permanecer oculta y fuera del alcance de los navegadores web convencionales, ya que su contenido no está indexado. Por ende, su supervisión se torna desafiante debido a características fundamentales como el acceso y las transacciones anónimas, factores que la convierten en un espacio propicio para la comisión de actividades delictivas”, explica la especialista.
En este sentido, la recomendación de Pasarin es que si las empresas acceden a ella para detectar amenazas, “lo hagan con cautela y bajo procesos o protocolos específicos que eviten riesgos legales y de seguridad”, señala.